Habla contigo misma frente al espejo. Dile a tu reflejo lo que te quieres y lo guapa que eres.
Resultará raro al principio, pero esto cambiará tu perspectiva sobre ti misma, empezarás a conocerte y aumentará tu autoestima.
Además, verás lo que el resto ve de ti y reflexionarás. A mí me vino bien para saber que puedo estar equivocada, empezar a verme como una persona más (dejé de ser tan perfeccionista conmigo en algunos aspectos) y aprender a perdonarme.
Es ridículo pensar que no me puedo equivocar, pero hasta que no lo ves, muchas veces lo pasas por alto.
¡Quiérete y pídete perdón a ti antes que a nadie!